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El limpiabotas

Drama En la Roma de la posguerra, dominada por la miseria y el desempleo, dos jóvenes limpiabotas sueñan con comprarse un caballo. La única forma de conseguir el dinero necesario es trapichear en el mercado negro, pero los muchachos intentan en todo momento no ser detenidos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
15 de junio de 2005
88 de 95 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es seguro que los que entráis a leer los textos publicados en esta web no tenéis prejuicios sobre ningún tipo de cine determinado. En todo caso os gustará más un género que otro, u os sentiréis más afines a una época que a otra, pero espero que de antemano no le pongáis la etiqueta de trasnochada o aburrida a una película por haberse rodado hace sesenta años. Los que conozcáis El limpiabotas sabréis por qué lo digo, los que no, por favor, igualdad de oportunidades para todos.

Esta obra pertenece al Neorrealismo, como sabéis, un movimiento cinematográfico surgido en Italia al término de la Segunda Guerra Mundial. Este conflicto bélico arrasó gran parte de Europa, arruinando ciudades enteras. Italia fue uno de los países más afectados. No ajenos a lo que estaban viendo, varios cineastas salieron a la calle a filmar todo cuanto acontecía. Entre ellos, a destacar, Roberto Rossellini, Vittorio de Sica y Luchino Visconti.

Es posible que sean más conocidas las películas que hizo Rossellini, que se tienda a asociar el Neorrealismo italiano a su nombre. Se ha dicho de él que su cámara no filmaba historias, sino que miraba la realidad. Sus películas son un testimonio que nos sirve para entender hoy la situación que se vivió entonces. Roma ciudad abierta y Alemania año cero tienen mucho de documental, muestran unas ciudades derruidas y militarizadas, ponen énfasis en mostrar las consecuencias materiales de la guerra mediante frecuentes planos generales de situación.

En cambio, el cine de Vittorio de Sica está más humanizado. Ha tratado los temas críticos de la estructura social: el huérfano en El limpiabotas (1946), el parado en Ladrón de bicicletas (1948) y el jubilado en Umberto D. (1952). Su cine nos muestra las consecuencias de la guerra en las personas: la miseria, la desigualdad, la injusticia y la insolidaridad en las clases populares, desde una perspectiva cercana y palpable. De Sica nos hace sentir la tragedia que viven sus personajes, algo que Rossellini no consigue de la misma forma, o puede que no haya sido ese su propósito.

Hablando acerca de El limpiabotas, se trata de una película completamente moderna —fijaos en el travelling inicial—, dotada de un fresco ritmo narrativo gracias a su ágil guión (escrito por Cesare Zavattini). La música juega un papel fundamental, pues imprime una carga de emotividad a la historia que, unida a lo trágico de su argumento, nos hará pasar de la alegría a la tristeza con facilidad.

Me conmueve la bondad de los chicos y su leal amistad, me indigna la crueldad que les depara el destino. Es una película desesperanzadora, verla me provoca melancolía y tristeza. Uno se siente tan desamparado como sus protagonistas. Representa un cine comprometido, denunciador de las injusticias y la discriminación. Este poético cuento infantil es cine con mayúsculas, películas como esta ya no se hacen. Contribuirá sin duda a alimentar vuestro amor por esta afición.
Dick_Laurent
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17 de mayo de 2010
76 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida nunca ha sido fácil para nadie, son muchos los seres humanos que han pasado por situaciones difíciles, unos más que otros, la inmensa mayoría no han podido ó no han querido dar a conocer sus vivencias a los demás, esos momentos de sufrimiento siempre se quedan en el interior de uno, y quizás por su fortaleza de carácter han podido seguir viviendo sin demostrarlo al resto de los humanos que tenían alrededor. Todo lo dicho anteriormente es como un homenaje a mi padre, el cual junto con su hermano pequeño pasó un cierto tiempo en un “orfanato” allá por los años treinta, recuerdo su dolor cuando me lo contaba, mis abuelos no tenían medios para poder mantenerlos y cuidarlos, querían salvar la vida a una hija más pequeña, la única solución era que mi abuela trabajase día y noche en el hospital, y con quien dejaba a los muchachos. La niña murió, y su estancia en dicho “orfanato” fue un infierno, mi abuelo trabajaba en Francia. La vida en aquellos tiempos era muy difícil.

Después de visionar la película “El limpiabotas”, primer film neorrealista de Vittorio de Sica, que propone una mirada amarga hacia esa infancia-adolescencia desvalida de la Italia de postguerra, pero con un toque más humanizado que sus contemporáneos. “El limpiabotas” es una obra moderna, con un ritmo narrativo ágil gracias a su soberbio guión, y envuelta por una banda sonora que le imprime una tremenda carga de emotividad, lo que nos llevará inevitablemente a la melancolía y la tristeza, a la desesperanza, en fin. Representa un cine comprometido, denunciador de las injusticias y la discriminación. Grandes Vittorio de Sica y Cesare Zavattini, con un soberbio trabajo de actores noveles, entre los que destacan (Giuseppe) Rinaldo Smordoni, y muy en particular por (Pasquale) Franco Interlenghi en los inicios de su carrera cinematográfica.

Hay quien mantiene la teoría de que el neorrealismo se inventó por pura necesidad en los tiempos de penuria de la postguerra. En esta situación de pobreza, se extrema la creatividad, y el tándem De Sica-Zavattini ruedan “El limpiabotas”, después observar a los muchachos de la calle que limpian las botas de los soldados americanos. Esa infancia-adolescencia sin esperanzas, pero que mantienen pequeñas ilusiones en un país destrozado, y con unos pequeños adolescentes hambrientos y descalzos. En mi humilde opinión el neorrealismo ya se había inventado mucho antes, lo que quizás no había directores capaces de llevarlo a la pantalla.
Vfoul
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24 de mayo de 2008
43 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emocionante film, escrito por Cesare Zavattini y Sergio Amidei. Realizado por Vittorio De Sica, es su primer trabajo importante. Su estreno en Italia (27-IV-1946), diez meses después de la finalización de la IIGM en Europa, es acogido con frialdad e indiferencia por el público, pese a obtener el Nardo d'Argento ("Silver Ribbon") a la mejor dirección. Es premiado, además, con una nominación a un Oscar (guión) y la concesión de un Oscar honorífico, el primero que recibe un film extranjero.

La acción tiene lugar en Roma y alrededores, en los primeros meses (invierno) de 1946. Las dudas que suscitan algunos comentarios sobre el lugar de la acción (Roma o Nápoles) no se sostienen ante el Palazzo di Justizia (Roma), las placas de matrícula de los coches, la placa del furgón de la policía y la presencia reiterada de las aguas encalmadas del Tíber.

De Sica, treas 6 años de experiencia en la dirección de cine, crea una obra deslumbrante, tierna y bellamente dramática. Desarrolla la narración en terminos documentalistas, con el propósito de mostrar sin artificios y con credifilidad una realidad trágica. Se sirve de actores mayoritariamente no profesionales y sin experiencia, hace uso exclusivo de escenarios reales desprovistos de retoques y añadidos y filma directamente sin efectos especiales y sin trucos ópticos. Con respeto y cariño se deja cautivar por la inocencia, la sencillez y la espontaneidad natural de unos niños enfrentados a un destino trágico y a unos adultos de sensiblidades rotas por años de guerra y desesperanza.

La obra es un espléndido retrato de los niños de la Posguerra, huérfanos de padres, afectos, atenciones, comprensión y apoyo. Es un testimonio desolador contado con emoción contagiosa y dolor contenido. Es una denuncia lúcida, expuesta con amargura y finísima ironía. La cinta combina sorprendentemente realismo, fantasía y sueños infantiles, como la compra de un caballo gris/blanco. Compone, además, un final rico en indicaciones y sugerencias simbólicas, fruto de la mano de Zavattini.

La fotografía, de Anchise Brizzi ("Otelo", O. Welles, 1952), se presenta muy cuidada y bien construida. Cabe destacar el travelling inicial, de gran dinamismo, las tomas en el interior de la prisión y la vibrante secuencia del incendio del proyector. La música, de Alessandro Cicognini ("Ladrón de bicicletas", De Sica, 1948), sencilla y emotiva, está puesta al servicio de los sentimientos que suscita la acción. La progresión dramática, admirablemente administrada, y la evolución de los personajes delatan la maestría del realizador.
Miquel
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31 de diciembre de 2009
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conmovedor drama de Vittorio de Sica (Umberto D., Ladrón de bicicletas) en el que dos jóvenes tienen como sueño el poder comprarse un caballo. Por ello, reunirán el dinero necesario para conseguirlo, aunque su inocente plan no salga del todo bien, pues a pesar de lograr cumplir su meta, son internados en una prisión de menores acusados de complicidad en un caso de estafa.

El gran interés de esta película radica dentro del correccional al que son enviados y desde el que nos presentarán de una forma realista y sobrecogedora, los valores de la amistad, entre otras máximas que pasean ante el dramático hecho de ver como una familia prácticamente destrozada antes del desgraciado suceso del ingreso a prisión de uno de los chicos, aumenta progresivamente su sufrimiento y por ende, su deterioro.

Lo liviano de algunas de sus escenas lo compensó su director con creces en su siguiente cinta, Ladrón de bicicletas, capaz de llegar a los corazones más impenetrables. Además hay que tener en cuenta no sólo su año de producción o los pocos recursos con los que se contó para la elaboración de la película, si no que asimismo éste fue el tercer film del mítico realizador italiano.

Una gran forma de demostrar que se puede sorprender “solamente” con una gran historia bañada en realismo, sin la excesiva necesidad actual de algunas producciones que sólo tienen como tirón sus costosos efectos especiales y maquillaje, rodeados de toda la parafernalia del marketing. Eran otros tiempos. Tiempos inmortales para la retina.
Sandro Fiorito
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26 de mayo de 2009
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con esta película, De Sica nos sumerge en la sórdida Italia de finales de los cuarenta, plagada por un variopinto ejército de buscavidas que incluye, aparte de timadores, estraperlistas y ladronzuelos, a un sinnúmero de niños que ejercen el oficio de limpiabotas.

La historia se centra en dos de estos niños, Pasquale y Giuseppe, que hacen lo posible y lo imposible por ganarse la vida y cumplir su sueño: poseer un caballo. De Sica nos muestra, así, que incluso en una realidad tan dura y deprimente es posible la esperanza, materializada en las ilusiones de los pequeños; pero al tiempo, ilustra también la facilidad con la que esa misma realidad aniquila todo sueño y amistad. Así les ocurrirá a nuestros limpiabotas, arrastrados a una prisión de menores por haber tomado parte en un pequeño negocio fraudulento, de los miles que se daban entonces. En dicha prisión serán separados, engullidos por otros muchachos, delincuentes unos, carne de cañón otros, y duramente tratados por sus guardianes, en los que se adivina un pasado fascista, circunstancias todas ellas, que acabarán con su amistad y con sus sueños infantiles.

Filme neorrealista por excelencia, protagonizado por actores no profesionales, y con una magnífica ambientación, supuso el primer éxito del binomio De Sica-Zavattini, que inauguraban así su honesto periplo por la Italia de la posguerra.
Quatermain80
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